En el universo de la gastronomía española, donde la pasión se entrelaza con la tradición y la innovación, destaca una figura que ha sabido marcar un antes y un después en su comarca: D. José Luis Prada Méndez, más conocido simplemente como Prada, y por cuya trayectoria homenajeamos este año en los EGAM con el Galardón a la Difusión de la Gastronomía Española.
Prada nace en 1945 en Cacabelos, una villa de apenas 5.000 habitantes enclavada en el corazón del Bierzo, una región históricamente reconocida por sus vinos, su patrimonio ferial desde la Edad Media y su importancia en el Camino de Santiago. Desde muy joven, Prada mostró una energía inagotable y una inquietud que lo llevarían a desafiar las convenciones. Con tan solo quince años se incorporó al comercio familiar, transformando la modesta tienda de Cacabelos en un auténtico zoco de las maravillas. Allí, en un momento en que la oferta comercial era limitada, supo dar un giro innovador al revalorizar productos artesanales propios de la comarca y de otras familias locales, atrayendo a forasteros ávidos de descubrir auténticas joyas del Bierzo. La tienda se convirtió en un espacio singular donde se podían encontrar desde calzados y prendas difíciles de encontrar, hasta cerezas en aguardiente y pimientos asados al fuego. Estos productos, elaborados con métodos tradicionales, fueron ganando protagonismo demostrando el talento de Prada para detectar y potenciar lo mejor de su tierra.
En los setenta, su visión se expandió hacia la hostelería con la apertura de La Moncloa de Cacabelos, un restaurante que rápidamente se transformó en un referente imprescindible en la zona. La calidad, la estética cuidada y el inconfundible sello de Prada hicieron que muchos viajeros se desplazaran solo para disfrutar de la experiencia gastronómica ofrecida. Este salto a la hostelería fue la primera de muchas apuestas que definirían su carrera. Ya en los noventa, con una mirada aún más ambiciosa, Prada centró sus esfuerzos en el histórico Palacio de Canedo. Allí consolidó su industria artesana de conservas y su bodega, al tiempo que ofrecía una restauración basada en los productos tradicionales del Bierzo. El palacio, convertido en epicentro de la gastronomía regional, cuenta hoy con 14 habitaciones decoradas de manera singular, en perfecta sintonía con la herencia cultural del edificio.
El recorrido de José Luis Prada es un claro ejemplo de tenacidad y autenticidad. En su camino, ha sido tildado de “loco” por aquellos que no podían imaginar que sus sueños triunfarían; con el tiempo, el apodo se transformó en “profeta”, en reconocimiento a su visión adelantada y a su capacidad para prever el valor de lo que la tierra del Bierzo ofrece de forma genuina. Este cambio de perspectiva refleja la esencia de su f ilosofía: la convicción de que lo que la naturaleza nos brinda debe ser transformado con honestidad y maestría, generando un gran valor añadido indispensable para quienes dependen de ello.
La historia de D. José Luís Prada es también la historia de una comarca que ha sabido reinventarse. Desde la preservación y promoción de sus conservas artesanales, hasta la innovación en restauración y enoturismo, cada uno de sus proyectos lleva el sello inconfundible de un hombre que trabaja sin descanso. El secreto de su éxito radica en que, según cuenta la leyenda, la madrugada siempre lo sorprende en plena faena, demostrando que su energía y compromiso no conocen límites. Hoy, la labor de José Luis Prada se extiende más allá de los límites del Bierzo.
Su incansable promoción de la gastronomía local ha influido en las nuevas generaciones, inspirando a emprendedores y transmitiendo un legado de calidad, autenticidad y pasión. Es precisamente esta dedicación la que le ha hecho merecedor del III Galardón EGAM a la Difusión de la Gastronomía, justo reconocimiento para un hombre que ha sabido, a base de trabajo y convicción, convertir su sueño en un faro que ilumina el camino de otros, marcando un antes y un después en la historia del Bierzo.
¡A tope!



