Quien siembra recoge.

La sala desde siempre se ha reconocido por sembrar buen trato, buen talante y buen hacer. Ahora, estamos en el momento de hacer la cosecha; de recolectar los frutos de la personalidad y profesionalidad que se han estado cultivando con mimo y esmero como el mejor de los viñedos.

Hace un año, en los XX EGAM, decidimos dar un paso al frente para poner en valor la sala actual, junto a grandes profesionales que, por un día, dejaron sus salas para acudir a la nuestra y ejercer de perfectos anfitriones en casa amiga. Javier de Andrés (Veles e Vents), Carmen González (Zalacaín), Diego Sandoval (Coque), Ana Botella (El Poblet) o Elsa Gutiérrez (Ment) entre otros, disfrutaron y compartieron esa pasión por el servicio que desprenden los Encuentros Gastronómicos de Alfonso Mira.

Aceptaron el reto de formar equipo con nosotros y, de trabajar improvisando en servicios muy planificados y orquestados hasta el más mínimo detalle. Y es que, quien se sabe su papel a la perfección, puede permitirse el lujo de improvisar y bordarlo.

Todos y cada uno de los grandes jefes y jefas de sala y sumilleres invitados, con los que salimos a escena cada día de aquellas jornadas, sembraron una semilla en la visibilidad del servicio.

Y parece que íbamos bastante bien encaminados hacia lo que ya estaba planteando la Guía Michelín, dado que, en la última edición de la Gala de las Estrellas de España y Portugal 2023, el pasado noviembre, se entregó a Toni Geréz, de Castell de Peralada, el Premio Michelin al Servicio y la Sala, el nuevo reconocimiento creado por la guía, que seguro es el preludio de muchos más reconocimientos a la sala a corto plazo.

Así que a partir de aquí solo queda que, con el impulso obtenido, hay que coger aire y volar muy alto. Reconocernos todo aquello que hemos ganado con nuestro esfuerzo y trabajo y seguir demostrándolo día a día. Porque como dice Toni Gerez «una sonrisa, una mirada de complicidad con los clientes, una palabra amable, un gesto cariñoso, todo ello forma parte de la filosofía del servicio y de la manera de entenderlo. Es fundamental ser felices en nuestro trabajo diario, para de esta manera hacer felices a los demás. La satisfacción de nuestros clientes será la nuestra y la de todo el equipo; hacer feliz te dará la felicidad.»

Con pasión, formación y dedicación somos los perfectos anfitriones de nuestras salas, fruto de ese esfuerzo realizado día tras día de forma pausada pero constante, como la extracción de aromas y sabores de un gran té o el equilibrio de un cóctel sublime.

Volviendo al origen de la siembra… Hace 25 años Teo Mira imaginó una sala, hizo un boceto y lo guardó en la mente de sus 20 años. Entonces comenzó a sembrar… y sí probamos esto o aquello en el servicio?… Ensayo y error lo llaman los científicos, pero en la sala nos gusta llamarlo prueba y mejora. Y la mejora, si es constante, mejor que mejor!

Y Teo ha probado y probado muchas vías en su sala, y mejorado aquel boceto que imaginó. Es probable que aún no se conforme con la versión actual, pero es normal, ya que en sala somos perfeccionistas y es sabido que la perfección es un quimera.

Se han cosechado muchos éxitos durante todos estos años también en sala, ya que llevar veintiuna ediciones de encuentros gastronómicos no es fruto de la casualidad, si no del trabajo en equipo, de la constancia del querer mejorar un poquito más cada día y de la insaciable necesidad de satisfacer al cliente como anfitrión de la sala de Alfonso Mira.

Quien bien siembra… bien recoge. ¡Sigue sembrando Teo!

María Sánchez Sepulcre